Si piensas en un domingo de invierno seguro que se te viene a la cabeza el tan manido "Sofá, manta y peli". Esa peli que si tienes algo de suerte se te puede complicar en algo más divertido, pero bueno, ese no es el tema de este post..
Otra de las cosas que vuelven a ganar protagonismo cuando se saca del armario el chaquetón y las chanclas dejan de ser básico de moda son Las Ventas. Y no, no hablamos de la plaza de toros de Madrid, sino del típico establecimiento, a una carretera nacional pegado, donde podemos comer en cantidad y en calidad, unos platos donde la patata frita es la estrella.
Aquí empieza un bonito serial donde a lo largo del invierno os iremos trayendo las mejores ventas de la provincia de Cádiz y alrededores. Buscando carnes en salsa, sopas de picadillo, ensaladas de la casa y postres caseros.
Pero como no de sólo de platos principales vive el hombre cambiemos el escenario. Tarde de sábado, tienes hambre y las llaves del coche te arden en el bolsillo. No te vale con la típico dulce procesado y sin cariño del supermercado de confianza. Quieres salir de casa y darle a tu tarde un punto de gordura. Quieres engañarte a ti mismo diciendo que "no, no me voy a hartar. Yo controlo". Te montas en el coche, pones la radio. Nos vamos!
Un poco más allá de Castellar de la Frontera, a mano derecha de la carretera en dirección a Jimena y subiendo una pequeña cuesta está la venta Santa Clara, (o Venta Sierra) donde otro día vendremos a la hora de comer para ya volvernos locos, pero donde llegamos recordando sus famosas tortas fritas.
Las tortas fritas, o por lo menos en mi casa, son un clásico en los desayunos. Fritas en abundante aceite de oliva, calentitas y recién hechas son una delicia, sobre todo si la acompañas con miel o con un Cola Cao (otro día le dedicaremos un post al enemigo del Nesquick) donde mojarlas.
Pedimos media ración para dos personas, lo que venían a ser unas 10 tortas. De beber un té y un batido de chocolate. Nadie se acordó de las dietas ni del colesterol. Para acompañar miel y sirope de chocolate. Y muchas servilletas.
La venta estaba llena, no es para menos. Todo el sabor casero sin manchar un cacharro y con la comodidad de tenerlo todo por delante. Volveremos y nos seremos los únicos, las tortas fritas de Santa Clara son un buen reclamo, al que le gusta comer lo sabe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario